a la ceniza de Cristóbal Colón

¿Dónde, tu voz?, ¿dónde se halla tu acento?,
¿de oro el sitial que incansable buscaste,
el plus ultra, non, allende los mares,
la ansiada esperanza escrita en el viento?
Sí, ¿dónde, tu paz?, ¿qué, de tus secretos?;
de la mar océana, almirante
—de las Indias, señero, estandarte—,
navegante en la nao de un anhelo.
Cuando mi mano a estos, tus restos, toca:
ceniza, tú, podredumbre, miseria,
y mi pecho, tu palabra, invoca…,
consuelo para ti siempre quisiera,
y la oración que musite mi boca
traiga la paz que el buen Dios te conceda.